El día que recibimos el briefing del concurso, tuvimos sentimientos encontrados. ¡Una campaña de derechos humanos! Mola. Pero, qué triste que, en pleno siglo XXI, se siga teniendo que hacer campañas como esta. Y fue justo esa emoción la que reflejamos en el concepto. Convertimos los derechos en obviedades, porque algo obvio no tiene réplica alguna. Y punto.